Según los expertos «hay una predisposición genética» a la hora de sufrir esa hipersensibilidad. Pero hay factores externos que influyen de forma directa en el desarrollo de la piel sensible. Entre estos factores externos,  dermatólogos en Clínica Dermatológica Internacional, citan «la contaminación o la radiación ultravioleta que puede afectarnos negativamente y hacer que productos que antes tolerábamos bien, empiecen a irritarnos». Además, nos cuentan que «también es posible desarrollar una sensibilización o alergia a determinados perfumes o conservantes de los productos que llevamos tiempo utilizando».

Factores psicológicos como el estrés también pueden ser la causa de la hipersensibilidad de la piel en determinados momentos, así como, como algunos alimentos excesivamente condimentados o picantes y problemas hormonales como la menopausia o el ciclo menstrual.