Para comer mejor y tener una dieta sana y equilibrada, todas sabemos que se recomienda tomar al menos cinco raciones de frutas y verduras al día, normalmente distribuidas en tres de frutas y dos de verdura. Lo hemos visto en la tele, esperando en nuestro centro de salud, en Internet… El mensaje ha calado pero, ¿las estamos consumiendo de una forma correcta?

¿Y por qué decimos esto? Pues porque con el auge de los zumos naturales, muchos nos hemos creído que beberse un zumo hecho con tres piezas de fruta sustituye el comerse esas tres mismas piezas. Pero, ¡ay!, nada más lejos de la realidad.

La trampa del azúcar

Elena Pérez es Bioquímica experta en Alimentación y Nutrición Aplicada y María Hernández-Alcalá es Bioquímica especialista en Nutrición Clínica y salud pública. Ambas son las responsables de Futurlife21 (puedes seguirlas en su cuenta de Instagram) y tal y como nos explican el problema de los zumos es que “tienes que exprimir la fruta o licuarla, obteniendo solo el azúcar y quitándole la fibra. La fibra es esencial para saciar y ralentizar la absorción del azúcar de la fruta; si quitas la fibra, el pico de azúcar es altísimo porque se liberan todos los azúcares libres.”

Beatriz Larrea, experta en nutrición y Health Coach, va un paso más allá y nos lanza la siguiente pregunta: ¿te comerías 4 naranjas? La respuesta es no. “La naturaleza es sabia y nos da la naranja con mucha fibra para que al terminarla te sientas satisfecha, tengas energía y pases a la siguiente actividad”, nos explica. “La fibra es lo que hace que el azúcar de la fruta se absorba lentamente dándote energía constante, manteniendo tu peso estable y limitando el flujo de insulina al torrente sanguíneo.”

“Un vaso de zumo de naranja y una lata de refresco contiene 40 gramos de azúcar lo que equivale a 9-10 cucharadas de azúcar, ¿le pondrías eso a tu café de por la mañana?”

La fibra, tu nueva mejor amiga

Por ello, la próxima vez que vayas a hacerte un zumo por la mañana, piensa unos segundos y cómete la naranja entera. ¿Por qué? Porque te vas a beneficiar de la fibra que tiene. “La fibra es muy saciante y al hacernos un zumo solo conseguimos quitarla, lo que produce una subida muy fuerte de azúcar y consecuentemente una gran bajada, que lleva además a que tengas mucha hambre enseguida”, nos cuenta María y Elena de Futurlife.

¿Y por qué es tan saciante? Pues porque “es un tipo de hidrato de carbono que el cuerpo no puede digerir bien, por lo que nos cuesta tiempo y esfuerzo intentar procesarla”, cuenta Beatriz. “Esto hace que se mantenga más tiempo en el estómago y que la fructosa de la fruta se distribuya lentamente al resto del cuerpo.”

Zumo no, mejor smoothie

Si en tu casa el zumo de naranja es una institución, mejor varía un poco en honor a los nuevos tiempos y conviértelo en un smoothie ya que “el sumo le quita la fibra pero el smoothie la mantiene”, cuenta Beatriz. “El zumo, por muy natural que sea no debe ser un hábito en las casas, se debe tomar la naranja entera cortada o entera batida haciendo un smoothie”, cuentan las chicas de Futurlife.

Y si te haces un smoothie que sea “con dos frutas máximo”, especifica Beatriz, “deberías añadirle alguna proteína, como quinoa o semillas de cáñamo, y alguna grasa, como aguacate, almendras, anacardos, etc. La combinación de la fibra con la proteína y la grasa hará que los niveles de insulina se mantengan estables por lo que te sentirás satisfecha, con energía a lo largo de la mañana y podrás mantener un peso estable a largo plazo.”

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