En el inicio de lo que será la llamada ‘nueva normalidad’ y ante los rebrotes del Covid-19 por todo el mundo, llegan unas vacaciones de verano diferentes, pensadas para no salir de casa. Este nuevo escenario ha modificado los intereses de las personas y  se inclinan hacia unas vacaciones en casa. Las tendencias siguen perdiendo algo de ritmo, se prioriza la comodidad y las prendas ‘para siempre’.

Las restricciones para viajar y las medidas del confinamiento hacen que los retailers reformulen las prendas de vacaciones para las #vacacionesencasa. La noción de arreglarse de la cintura para arriba ha impulsado la venta de tops, lo que se ha hecho una propuesta básica para esta temporada.

La cuarentena aceleró algunos  cambios en los consumidores, como una creciente aceptación a productos  sostenible y orientados a un propósito. Mientras tanto, algunos de los cambios que presenciaremos en el sistema de la moda, como el cambio digital, el comercio minorista de temporada, el diseño sin temporada y la disminución de la venta al por mayor, son en su mayoría una aceleración de lo inevitable: cosas que habrían sucedido más abajo en el camino si la pandemia no los hubiera ayudado a ganar velocidad y urgencia.

Las ventas aumentan pero la frecuencia decrece, de lo que se deduce que las consumidoras compran artículos más caros. Las tiendas van a tener que adaptarse muy rápidamente a esta nueva situación y a las nuevas exigencias de los clientes para sobrevivir y eventualmente prosperar.